Esperarte para cambiar este momento en el cual todo lo de en frente mío parece vacio, habiendo estrella y una luna que me ilumina. Esperar para mejorar el momento que te tenga delante, el momento que no sepa que decirte, el momento, que al igual que ahora, todo desaparezca pero no por mi esperar sino porque estés al frente mío. Yo sonriendo te espero, planeando cada instante, cada centésima donde pueda disfrutarte. Por todo eso disfruto lo malo de aguardar el momento que tardará, que no tardará. No sé, nadie lo sabe. Te pido solamente que escuches mi voz cuando leas, cuando pienses. Siente mi presencia aunque no te rodee más que mi ausencia. Disfruta el no tenerme, sabiendo que me estas teniendo. Ahoga los sonidos para que salgan cuando estés al lado de mi persona. Supongamos que el tiempo nos ayuda, el viento sopla a favor y dentro tuyo suavemente me sientas; yo sólo pido, sólo quiero que ese momento de esperar sea entre tú y yo, entre nosotros, de frente a frente, de pecho a pecho, que nuestro ojos aten sus miradas haciendo nudos, creando un lugar. Un espacio nuestro. Así quedar a fuera del mundo. Del mundo que perpetua al tiempo con su día y con su noche, donde hace pasar la horas como olas. Yo simplemente me complemento con él, y sus giros. Y espero. Yo seguiré esperando que vos me esperes, y cuando me esperes, llegaré. Y ahí. Esperaremos juntos.
